Una oración diaria es la mejor forma de comenzar el día, pues poner tu vida en las manos de Dios es la garantía de que tu día estará por completo lleno de bendiciones, a pesar de las pruebas y dificultades del camino.
A través de estas oraciones diarias podrás pedirle a Dios su ayuda para continuar cada día de su mano, saliendo adelante en el trabajo, los estudios, junto a tu familia y seres queridos. Porque aunque la vida no sea fácil, de la mano del Señor todo es posible.
Recuerda que el Señor conoce los planes que tiene para cada uno de sus hijos, pero Él también espera que tú le cuentes tus problemas, tus temores y aquellas situaciones que te pasan cada día. Estas oraciones diarias son esa ayuda que necesitas para poder decirle a Dios lo que anhela tu corazón.
Ten tu confianza puesta en Dios y no te olvides de realizar tu oración diaria, verás cómo es que la tranquilidad llega a ti después de realizarla.
Hermoso Dios, Rey de mi amanecer, cada despertar que me regalas es un don precioso. Gracias por el milagro de la vida y porque tengo una oportunidad más para disfrutarla. Gracias por cada cosa que colocas cuidadosamente delante mío para recordar el amor que me tienes. Esto hace que la alegría encienda mi amanecer y te contemple cada día más por todas las bendiciones que pones dentro y fuera de cada espacio.
Amado Dios, el día está a punto de llegar a su final con la aparición de la noche y elevando mi mirada hacia el cielo azul que creaste, te llamo para conversar un rato. Sabes, Señor, pensando en todo lo que he vivido el día de hoy, puedo decir que me siento enteramente agradecido por tus bendiciones.
Padre bueno, esta hermosa mañana me habla mucho de Ti, gracias por regalarme un nuevo despertar lleno de nuevas oportunidades para trabajar por mi felicidad. Me acerco con humildad, para decirte que mi corazón desborda las primeras emociones y sentimientos de alegría, porque reconozco tu amor de inmediato, porque pones buenas cosas en mi camino.
Bendito Dios de mi vida, este día a culminado pero mi corazón aun sigue despierto para dirigirse a Ti en mi oración y darte muchas gracias por todo lo transcurrido en este bendecido día que me diste por regalo. Lo buenos momentos me animaron a culminar todo lo que tenía encargado hasta ahora, y pues, los malos me permitieron ver tu rostro con más énfasis y aprender de ellos, mil gracias Señor.
Amado Dios, en este nuevo amanecer vengo ante tu presencia, para glorificar tu Nombre y entregarte toda mi gratitud. Gracias Padre hermoso, por todas las maravillosas cosas que has puesto en mi vida, por escuchar mi petición para despertar y conversar contigo una vez más.
Hermoso Padre de bondad, rey del universo, buenas noches; vengo de rodillas esta noche para conversar contigo. Tengo tantas cosas qué decirte mi Señor que no sabría por dónde empezar. Eres un Padre lleno de misericordia y te doy gracias por ello.
Señor mío, me siento muy bendecido este espléndido amanecer que pintas frente a mis ojos, siempre he considerado que eres el mejor de los artistas, todo lo haces perfecto, porque todo lo haces con amor. Gracias por amarme así mi Señor, innumerables son las cosas bellas que Tú haces por mi y por todos los que existimos en este mundo, gracias por el milagro de la vida, por lo envolvente que es tu misericordia y lo inexplicable que es tu paz.
Piadoso y hermoso Padre, la noche vuelve a nuestro encuentro una vez más, y con la emoción que llevo dentro, me dirijo hacia Ti con mucho cariño. Quiero darte gracias mi Señor, por haberme permitido llegar hasta ahora en compañía tuya, por tu protección y por tu cuidado ante todo mal que se haya asomado.
Querido Padre celestial, esta mañana mis ojos contemplan tus maravillosas obras y motivan a que mis labios quieran pronunciar tu Nombre por todas partes. Gracias bendito Señor, por darme un descanso revitalizado durante la noche, porque estoy aquí, en tu presencia para poder tener una conversación de esos amigos que se extrañan y quieren. Muchas gracias por el nuevo amanecer que le otorgaste a mis seres más queridos, por darles una nueva oportunidad de vida y de conversión.
Piadoso Señor, un día más culmina con mucha bendición y hoy vengo ante Ti y de rodillas me pongo, para agradecerte con el corazón satisfecho. Gracias bendito Dios, por este arduo día, donde tuve mucho por hacer para no ser preso de la flojera ni la conformidad, gracias por la protección que me diste, acompañando cada paso que me regresaba a casa.