Señor mío, Tú que eres la fuente de mi descanso y mi tranquilidad, te doy las gracias por todo lo que me regalas, por todo lo que permitiste este día, porque hoy ha sido un día lleno de experiencias y porque en cada momento pude sentir tu presencia Padre.
Mi Santo Padre, el día ha terminado y mi cuerpo cansado se pone de rodillas ante Ti para poder darte las gracias por cada una de las maravillosas bendiciones que me das y poder pedirte con mucha fe, mi Señor, por los más nobles deseos de mi corazón.
Padre de la Divina bondad, esta noche quiero inclinarme a tus pies y darte gracias por todas las bendiciones que dejas caer sobre mí y mis seres queridos, me dispongo, Padre, con toda sinceridad a confesarte mis más íntimos deseos, esos que mi corazón guarda celosamente solo para Ti Señor.
Dios Todopoderoso, la noche ha llegado y aquí de rodillas ante Ti, me dispongo a orar, para revelarte los deseos más profundos de mi corazón, para agradecerte por cada una de tus bendiciones en mi vida.
Padre de todo, ya llegada la noche, mi cuerpo está cansado pero mi alma solo quiere agradecerte, por eso me pongo de rodillas ante Ti mi Señor, para poder darte las gracias por todas las bendiciones que derramas sobre mí y sobre mi familia cada día.
Mi adorado Padre, esta noche me dispongo a orar con un corazón quebrantado y un cuerpo cansado de tantas vivencias que tuve hoy, sin embargo Señor, no quiero perder la oportunidad de hablar contigo y expresarte mis sentimientos e inquietudes y esta noche me arrodillo ante Ti, Dios de misericordia, sabiendo que puedes oírme.
Mi bendito Señor, el día ha llegado a su fin y con mucha gratitud me dispongo a hablar contigo, con un corazón humilde y dispuesto a agradecer cada una de tus bendiciones, mi Dios. Gracias por haberme regalado un día más en este mundo. Te doy las gracias, Padre celestial, porque hoy nuevamente puedo estar con mi familia y compartir bellos momentos a su lado, porque puedo fortalecer mis lazos de amor y confianza con ellos.
Amado Padre Celestial, te pido que esta noche no me abandones, porque sin Ti, mi descanso no sería placentero. Cuida Padre Santo de mis sueños y aléjame de las maldades y la perdición, pues no quiero divagar ni perderme entre las sombras.
Dios todopoderoso, esta noche te doy gracias por haberme permitido vivir un día más junto a mi familia, a quienes amo, un día para servir y poder enmendar mis errores del ayer, un día más para ser defensor de mi testimonio y seguir fiel a Ti.
El día llega a su fin y el sol ya se oculta para dejar ver una resplandeciente luna a lo lejos en el cielo, mientras que mi corazón reboza de felicidad, al saber que has permanecido a mi lado y no me has soltado de la mano ni en el peor de los momentos.