Oración para bendecir mi empleo

Creador del universo, sabio Señor que todo lo conoce y todo lo que sucede es porque así su voluntad lo ha decidido, ante Ti vengo a ofrecer mi corazón regocijado, porque en Ti encuentro siempre lo necesario para sentirme en plenitud.

Señor, sabes Tú que los hombres y las mujeres de este mundo necesitamos de un sustento que nos permita vivir sin tener que atravesar necesidades, sin tener que experimentar situaciones que nos hagan sentir incómodos o con malestares.

Padre amado, alrededor del mundo veo que es cada vez más difícil poder lograr un contrato de trabajo, la situación como tal se ha tornado tan complicada que muchos profesionales aún no han podido lograr desempeñarse adecuadamente.

Conozco a personas, mi Dios, que por las circunstancias deben dedicarse a trabajar de algo que, aunque no les guste o no sepan muy bien cómo hacer, les da el beneficio económico que los ayudará a subsistir a ellos y a sus familias.

En esta oportunidad, amado Señor, quiero pedirte que bendigas mi centro de trabajo, porque tengo la seguridad de que jamás estará de más pedirte que nos ayudes en nuestra labor diaria. Al contrario, pidiéndote que veles por nuestro bienestar es cuando realmente siento que estoy trabajando como se debe.

Te pido por mí, Padre celestial, pero también por todos mis compañeros y compañeras de trabajo que están aquí conmigo. Porque sé que no todo en esta vida es trabajo, sino que también hay muchas cosas más y es a veces que estas cosas nos ponen un poco mal.

Quiero pedirte que dentro de este lugar de labores exista siempre el respeto por el otro y la comprensión ante cualquier actitud o acción que alguien más pueda mostrar o hacer. Por eso, Dios mío, permite que crezca entre nosotros siempre la tolerancia.

Y que cuando exista algún desacuerdo que luego pueda convertirse en un inconveniente o en una discusión, ambos podamos reconocer en qué hemos fallado y tengamos la humildad para saber disculparnos y volver a tratarnos como siempre.

En mi vida, Padre de misericordia, Tú sabes cuántas veces yo he fallado y he traído la desventura a mi propia vida. Y sabes también cuándo he ofendido a mi prójimo o le he faltado el respeto a tu nombre, Señor. Tú eso lo conoces, yo te pido que me perdones.

Y quiero, Dios mío, que recibas mi gratitud por las numerosas bendiciones que he recibido y que continúo recibiendo. Tan grande es tu amor, mi Padre, que a pesar de todo nunca me has desamparado, sino que sigues cuidándome y velando por mi bienestar.

Muchas gracias te doy por todo ello, mi Padre maravilloso. Y por la oportunidad que tengo ahora de conversar contigo de esta forma tan íntima, tan calidad. Qué bien se siente poder destapar tu alma frente a alguien que sabes que te comprende y te conoce muy bien.

Mis plegarias, Señor, yo las encomiendo a tu divino hijo, nuestro señor Jesús, quien es el único que puede conducir mis palabras hasta tu santa presencia. Me alegra, Altísimo, sabes que me oyes. Bendito seas, mi Padre. Amén.