¡Dios conoce tu corazón! Y esta mañana es propicia para elevar una oración al cielo y pedirle al Señor que te acompañe durante el resto de este día. Dispón tu alma, mente y corazón, porque Dios mismos no dice que son dichosos los que no han visto, pero han creído. Que esta oración te ayude a confiar cada vez más en las promesas de Dios.
¡Recuerda que no hay imposibles para Dios! ¡Comparte el poder de la oración!
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