Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
La promesa de que aquellos que siguen a Jesús no caminarán en oscuridad, sino que tendrán la luz de la vida.
La promesa de que aquellos que siguen a Jesús no caminarán en oscuridad, sino que tendrán la luz de la vida.
La promesa de que nada puede separarnos del amor inmutable de Dios en Cristo Jesús.
La promesa de que si pedimos, buscamos y llamamos a la puerta, seremos respondidos y se nos abrirá.
La promesa de que Dios no permitirá que seamos tentados más allá de lo que podamos resistir, y siempre nos dará una salida para que podamos soportar las pruebas.
La promesa de que al encomendar nuestros planes y proyectos al Señor, Él los llevará a cumplimiento.
La promesa de que al confiar en el Señor, entregarle nuestros caminos y depender de Él, Él intervendrá y obrará en nuestra vida.
La promesa de que si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda iniquidad.
La promesa de que podemos confiar nuestras preocupaciones y ansiedades a Dios, sabiendo que Él se preocupa por nosotros y cuida de nosotros.
La promesa de que Dios libra y exalta a aquellos que lo aman, respondiendo a sus invocaciones y estando con ellos en tiempos de angustia para librarlos y glorificarlos.
La promesa de que Dios es capaz de hacer mucho más de lo que pedimos o imaginamos, según su poder que obra en nosotros.