El Señor es mi pastor, nada me falta.
Cuando el Señor es nuestro pastor, no nos falta nada, pues Él nos provee y cuida en todas las áreas de nuestra vida.
Cuando el Señor es nuestro pastor, no nos falta nada, pues Él nos provee y cuida en todas las áreas de nuestra vida.
Dios trabaja en todas las cosas para el bien de aquellos que lo aman y han sido llamados según su propósito.
Jesús nos deja su paz, una paz que trasciende las circunstancias del mundo y nos libera de la angustia y el miedo.
Si encontramos nuestro deleite y satisfacción en el Señor, Él nos concederá los deseos de nuestro corazón.
Jesús nos invita a acudir a Él cuando estemos cansados y agobiados, prometiéndonos encontrar descanso para nuestras almas.
Dios promete su victoria en nosotros. Como hijos suyos, tenemos el poder del Espíritu Santo dentro de nosotros, y somos capaces de superar cualquier desafío que enfrentemos, porque Dios es más grande que todo lo que está en el mundo.
Dios es fiel en cumplir su llamado en nuestras vidas. Él nos capacita y nos guía en su voluntad, y nos da la fuerza y el poder para cumplir con aquello a lo que nos ha llamado.
Dios promete oír el clamor de los justos y liberarlos de todas sus angustias. Él está atento a nuestras oraciones y viene en nuestra ayuda en los momentos de dificultad.
Jesús promete su paz a sus seguidores. Esta paz va más allá de las circunstancias externas y trae tranquilidad y descanso al corazón. Nos anima a confiar en Él y a no temer, porque Él está con nosotros.
Dios promete que todas las cosas, incluso las difíciles y dolorosas, trabajan juntas para el bien de aquellos que le aman. Él tiene un propósito y un plan para nuestras vidas, y trabaja en todas las circunstancias para nuestro beneficio.