Bendito Señor, a lo largo de este hermoso día, he tenido muchos momentos, buenos y malos. Gracias por permitirme aprender de todos ellos. Ahora te pido que me ayudes a conciliar el sueño y a tener la esperanza de que será, mañana, un día mejor.
¡Termina tu día revestido del amor de Dios! ¡Comparte!