Todopoderoso, me regocijo en tu amor, en tu paciencia y en la inmensa bondad con que recibes a tus hijos e hijas. Yo, Padre, me dispongo a presentarme ante Ti con el espíritu calmado y presto a cumplir con tu voluntad.
Cuánto quiero estar contigo, mi Señor. Me llena de gozo el sentirme cerca de Ti, cuando estoy yendo por la visa y recuerdo que no me desamparas, me siento en seguridad y puedo lograr mis metas sin temores que me lo impidan.
Padre, el amor que tienes por tu creación es imposible de describir, es infinito. Con la rapidez con que a veces uno comete un pecado, Tú ya le has perdonado. Porque así eres, Señor mío, un inmenso espíritu de bondad y misericordia.

Te pido, Señor, que me bendigas con la bondad y la misericordia que a Ti te engrandece tanto. Permite, Dios mío, que mi tolerancia pueda crecer, para aprender a vivir con todos aquellos que a mi lado viven sus vidas muchas veces sin que yo esté de acuerdo a su forma de ver las cosas y las decisiones que toman.
En la soledad, mi Dios, he pensado mucho y me he dado cuenta de que necesito tener más comprensión en mi interior, porque no todos somos iguales y también es importante entenderlo y aceptarlo. Cada quien tiene su manera de vivir su vida y está bien.
Así que debo ser yo, Señor, quien tenga más paciencia con el resto y deba aprender a vivir con esas diferencias. Porque sé que yo también tengo mis diferencias con el resto de las personas y de repente los otros pensarán que yo no vivo conforme a su manera y creerán que estoy haciendo mal.

Pero, Señor, si en este mundo somos tantos tus hijos e hijas, Tú que siempre sabes por qué haces las cosas, entenderás que puede ser muy complicado tolerarnos y tratar de llevarnos bien sin considerar los puntos de vista distintos que a veces pueden surgir.
Por eso te pido, Señor, que me cubras con tu paciencia y no permitas que la ira o el rencor tengan sitio en mi interior. Quiero ser una persona capaz de entenderse con todos y respetar las creencias, costumbres y acciones de los demás siempre que no me perjudiquen, Padre.
Porque también es importante corregir a quien se equivoca, así como Tú haces con todos tus hijos. Yo creo que un consejo siempre será bueno porque te da la oportunidad de pensar mejor y obrar de buena forma. Por eso, Dios mío, creo que será bueno también ayudar a quien se equivoca.

Te agradezco por este espacio, mi Dios, donde puedo sincerarme y no esconder nada ni por vergüenza o por temor, porque Tú me conoces y entiendes todo aquello que quiero. Tú puedes ver mi interior, Padre, conoces mis pensamientos y mis anhelos.
Sé mi guía, pues, en este mundo que a veces es tan complicado. Ayúdame ser una mejor persona, a tener un alma limpia y bondadosa. Te agradezco por las bendiciones en mi vida, Señor, porque he conocido la felicidad gracias a Ti.
En nombre de nuestro Amadísimo señor Jesús, que es el único intermediario entre nosotros y tu santa gracia, te pido que escuches con atención y cariño mis palabras que tan importantes son para mí. Te anhelo, Señor, confío en Ti y te alabaré toda mi vida. Amén.