Promesas

Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todas tus iniquidades y sana todas tus enfermedades.

Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todas tus iniquidades y sana todas tus enfermedades.

La promesa de que Dios perdona todos nuestros pecados y sana nuestras enfermedades, recordándonos sus abundantes beneficios.

Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia.

La promesa de que Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestra ayuda en tiempos difíciles.

No te desampararé ni te abandonaré.

La promesa de la presencia constante de Dios, quien nunca nos dejará ni nos abandonará.

El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.

La promesa de que Dios es paciente, esperando que todos se arrepientan y recibiendo a aquellos que vuelven a Él.

Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.

La promesa de que al confiar plenamente en el Señor y reconocerlo en todas nuestras decisiones, Él guiará y allanará…

El Señor cumplirá su propósito en mí. Tu amor, oh Señor, es eterno; no abandones la obra de tus manos.

La promesa de que Dios cumplirá su propósito en nosotros y su amor es eterno, sin abandonar la obra que…

Porque todas las promesas de Dios encuentran en él su sí; por eso también por medio de él decimos amén para la gloria de Dios.

La promesa de que todas las promesas de Dios se cumplen en Cristo y podemos afirmar con un amén a…

Y mi Dios proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.

La promesa de provisión abundante de Dios de acuerdo a sus riquezas en Cristo Jesús.

Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.

La promesa de salvación para aquellos que confiesan a Jesús como Señor y creen en su resurrección.

El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: ‘Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío’.

Dios promete su victoria en nosotros. Como hijos suyos, tenemos el poder del Espíritu Santo dentro de nosotros, y somos…