Dios promete no desampararnos ni abandonarnos. Él nos insta a vivir sin avaricia, contentos con lo que tenemos, confiando en que Él proveerá y cuidará de nosotros en todo momento.
Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
