
Dios promete que no nos ha dado un espíritu de temor, sino uno de poder, amor y dominio propio. Él nos capacita con su Espíritu Santo para vivir valientemente, amar a los demás y tener control sobre nuestras acciones y pensamientos.
Dios promete que no nos ha dado un espíritu de temor, sino uno de poder, amor y dominio propio. Él nos capacita con su Espíritu Santo para vivir valientemente, amar a los demás y tener control sobre nuestras acciones y pensamientos.