
Dios promete renovar nuestro ser interior día a día, a pesar de las dificultades externas. Nuestra tribulación momentánea resultará en una gloria eterna y nos anima a fijar nuestra mirada en lo eterno, en lugar de lo temporal.
Dios promete renovar nuestro ser interior día a día, a pesar de las dificultades externas. Nuestra tribulación momentánea resultará en una gloria eterna y nos anima a fijar nuestra mirada en lo eterno, en lugar de lo temporal.