Mi Dios, quiero empezar dándote las gracias por la rutina de hoy, que estuvo cargada de muchas bendiciones, las mismas que estuvieron repartidas en todas las personas con las que hoy me crucé, incluso en todos los detalles de tu maravillosa creación.
Hoy alzo mi voz para alabarte con todo mi corazón, porque amas sin excepción alguna; para Ti, no existe hijo malo, por más pecado que haya cometido, seas por siempre digno de alabar mi Rey de reyes. Que todo pueblo, calle o ciudad te glorifiquen porque tus promesa son verdaderas y son conformes a lo que tu palabra dice.
He podido disfrutar de un plato en mi mesa en compañía de mis seres queridos, tuve un día más de trabajo o estudios, he compartido muchas sonrisas con mis amigos. Gracias por tan preciado regalo mi Señor, estas muestras de amor van sellados de manera indeleble en mi alma.
Esta noche, me dispongo a descansar de toda fatiga y toda perturbación que sacude un poco mi mente. Dame la oportunidad de arrullarme en tus brazos una vez más amado Padre, necesito permanecer en tu presencia, ayúdame a espantar todo mal toda pesadilla o pensamiento que quiera interrumpir mis sueños.
