Oración de liberación del odio y resentimiento

Padre de bondad, de esperanza inagotable, hoy te bendigo, te alabo en verdad y te doy gracias por este don de la vida que me otorgas, porque lo haces por el amor infinito que te mueve. Gracias por cuidar de mi y de los seres que más quiero, porque siempre estás presto a poder escucharme con atención y a recoger con cariño todo lo que te entrego con sinceridad.

Gracias mi gran Señor por ser la luz de mi vida, por enviar a tu Santo Espíritu para encender cada mañana con su verdad y su camino, porque es el amor que llena los corazones más desconsolados que pueden existir en este mundo. Tú mi buen Pastor, eres la llama que es capaz de llenar mi ser por completo.

En este momento en el que me siento tan confundido, quisiera pedirte que te quedes conmigo porque no me siento bien con nada, tengo un nudo tan grande en la garganta que ya no lo puedo mantener guardado por más tiempo. Pon en este día tus ojos en mi querido Padre, porque te necesito para que desates las cadenas que atan mi corazón.

Dios de amor, libera mi corazón de todo sentimiento de odio y rencor. Enséñame a perdonar como solo Tú lo sabes hacer.

Tengo una pena tan grande que he venido reservando en vez de entregártelo, porque a veces en mi egoísmo pienso que yo puedo resolver las cosas por mi cuenta y confundo el guardar dolor con el ser fuerte y no recurro a Ti, y ahora siento que todo este dolor que tengo se ha convertido en resentimiento y odio.

Dios todopoderoso, Tú que conoces todas mis heridas, sabes la historia que esconde cada una de ellas y en lo que se han convertido, sabes muy bien todo lo que he querido hacer y al final no lo he logrado, conoces muy bien todo lo que me hicieron, cuanto lastimaron este frágil corazón. Te pido que lo limpies de toda mancha, que me ayudes a salir de este círculo que me envuelve en más odio.

Por el amor que le tienes a tu Hijo Jesús, te pido que envíes a tu Santo Espíritu para que pueda cubrirme con su amor y calentar nuevamente mi alma, que tu inagotable amor pueda penetrar todas las fibras de mi ser y así volver a ser la persona que antes era, libre de odios y malos pensamientos.

No devuelvan mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, devuelvan bendición, pues Dios los ha llamado a recibir bendición.

Amasa con tus manos llenas de ternura, la tierra de mi corazón y arranca de raíz todo el daño que generó renco y odio, siembra semillas nuevas, de las cuales puedan formar nuevas raíces de esperanza y confianza plena para que las frustraciones en mi vida no sean duraderas y se conviertan rápidamente en retos para engrandecer mi espíritu.

Entra en mi vida Señor, así como entraste en la de tus discípulos que se encontraron llenos de temor, entra y lléname de paz, de amor. Cura y ayuda a cicatrizar rápidamente mis llagas, convierte mi corazón en uno que esté lleno de generosidad, dispuesta a dar la otra mejilla para que no altere mi tranquilidad.

En tu grandeza yo me regocijo Dios de mi vida, para ya no vivir con más complejos cerca de mis familiares o mis amigos. Bendito seas por siempre, porque haces brotar de los corazones de piedra, manantiales de agua viva, porque amas sin medida y siempre tienes los brazos extendidos para mi y para quien lo necesite con urgencia.

Padre celestial, cuida mi corazón de toda maldad del mundo y renuévalo día a día.

Ven Señor a sanarme, te lo pido con todo lo que me queda de fuerzas y fe, porque ya no quiero estar así, sin Ti yo no vuelvo a abrazar con la misma intensidad, me deja de interesar la vida de los demás y hasta lo que más me gusta hacer, lo hago sin ganas, sin alma. Rompe las ataduras del rencor y el odio en mí, pues Tú lo puedes todo mi Dios.

Dame nuevas oportunidades para poder conducir nuevamente mi vida por lo correcto, lo ideal, para que rápidamente no me desanime por los fracasos, para que pueda subir peldaño a peldaño con más fe y convicción de lo que Tú eres para mi.

Ayúdame a perdonar a quien me haya lastimado, a perdonarme a mí mismo por permitirme tanto rencor, para que así, yo pueda volver a tus brazos querido Padre, quisiera volver a experimentar el gozo de recuperar tu amistad y de tener un alma limpia y dispuesta a recibir todo lo que venga de mejo manera, te lo pido en nombre de Jesús, Amén.